domingo, 12 de febrero de 2012

Pastel crujiente de chocolate

Un pastel muy sencillo, que da un toque diferente y muy rápido de hacer porque no necesita horno. Queda diferente, como una barrita de cereales pero más sabrosa.

INGREDIENTES:

200 g de galletas tipo digestive (en mi caso de las del LIDL de avena)
100 g mantequilla
3 cp miel
2 cp cacao en polvo
50 g ciruelas (la receta original es con pasas)
100 g chocolate negro


PREPARACIÓN:

Trituramos las galletas en trozos no muy pequeños (una buena manera es ponerlas en una bolsa de plástico y pasar el rodillo por encima).

Fundimos la mantequilla y la miel en un cazo a fuego muy lento, añadimos el cacao y las ciruelas en trocitos. Retiramos del fuego y lo mezclamos bien con las galletas trituradas. Lo ponemos sobre un molde redondo y presionamos para que quede una capa uniforme.

Fundimos el chocolate (al baño María o en el microondas), y la extendemos por encima de la masa del pastel. Lo dejamos enfriar en la nevera.









NOTAS: 

Las ciruelas son frutas desecadas, muy saludables y energéticas, os dejo un extracto de la página web del Eroski (http://www.consumer.es/), sobre los frutos secos y las frutas desecadas (que son cosas diferentes) . Esta página es muy recomendable en artículos de nutrición ya que de forma amena y sencilla nos puede dar mucha información (contrastada y de calidad generalmente)

"Energía para el otoño: Frutos secos y frutas desecadas" REVISTA CONSUMER:

Nutritivos, sabrosos, energéticos, con mucha grasa y indigestos. Esta es la imagen, tan tópica como acertada, que tenemos de las almendras, avellanas, cacahuetes, nueces, dátiles, castañas, pistachos ..., sobre los frutos secos que este otoño se recogerán en nuestros campos y bosques. Las frutas desecadas (ciruelas, pasas, higos, orellana de melocotón o albaricoque) poco o nada tienen que ver con los frutos secos. Comparten el elevado poder calórico, pero su composición nutritiva (grasa, azúcares, proteínas, fibra ...) es muy diferente.

Ambos constituyen un complemento idóneo de nuestra dieta y resultan particularmente apropiados cuando hacemos deporte de larga duración o esfuerzos físicos intensos. Pero tanto unos como otros no son aconsejables para aquellos que siguen dietas bajas en calorías o tienen problemas digestivos. Los diabéticos deben evitar las frutas desecadas que en algunos casos pueden causar alergias en quien las consume.
Los frutos secos son semillas pobres en agua y ricas en grasa (es el caso de los oleaginosos: nuevo, anacardo, almendra, avellana, pipas de girasol, cacahuete ...) o en un hidrato de carbono complejo, el almidón (es el caso de bellotas y castañas).

Frutas desecadas:

Durante la desecación de la fruta fresca, su contenido en agua se reduce, lo que da lugar a la concentración de los nutrientes. El valor calórico de las frutas desecadas es elevado (desde las 163 calorías cada cien gramos de las ciruelas secas a las 235 calorías de los orejones de albaricoque) por su abundancia (50% -60%) en hidratos de carbono simples. Son una buena fuente de potasio, calcio, hierro y de provitamina A, tiamina o B1 y niacina o B3, aunque el uso de compuestos azufrados en la desecación destruye la vitamina B1. Su contenido en fibra soluble les confiere propiedades laxantes y permite que la liberación del azúcar en la sangre se realice de forma gradual, por lo que proporciona energía de forma constante y evita que los niveles de glucosa en la sangre aumenten bruscamente. La ciruela y los dátiles desecados, por su gran cantidad de fibra insoluble (celulosa), son muy eficaces para tratar el estreñimiento. Esta fibra contribuye también a reducir la tasa de colesterol.

Frutos secos:

Más de la mitad del contenido de los frutos secos son lípidos (grasas) con predominio de los saludables ácidos grasos insaturados: ácido oleico (en más cantidad en almendras y avellanas) y ácido linoleico (abundante en cacahuetes y nueces). La excepción es el coco, en el que son mayoritarios las grasas saturadas. Los frutos secos son ricos en ácidos grasos esenciales, que el organismo humano es incapaz de sintetizar y que resultan imprescindibles para la formación de membranas celulares, particularmente en las células nerviosas. El contenido mineral de los frutos secos es superior al del resto de frutas, y destacan en magnesio, fósforo, potasio, calcio y hierro, y oligoelementos como el zinc y el selenio (ambos, con acción antioxidante). En cuanto a vitaminas, por lo general carecen de vitamina C, pero son ricos en B1 o tiamina, niacina o B3 y folatos. Y constituyen una de las fuentes vegetales más abundantes en vitamina E. Pero parte de la vitamina B1 y E se destruyen en el proceso de tostado. Aportan proteína (almendras, cacahuetes y pipas de girasol, más del 20%) y fibra en cantidades considerables, lo que favorece la movilidad intestinal y combate el estreñimiento.

Se deben masticar bien:

Su gran contenido de grasas prolonga el tiempo de digestión de los frutos secos y puede provocar diarreas si el consumo es importante. Tanto frutos secos como frutas desecadas exigen una buena masticación y siempre pueden resultar indigestos si se padecen problemas digestivos. Para aumentar la digestibilidad, conviene comerlos crudos o poco tostados (no fritos), no ingerir más de 50 gramos y masticar bien.
Las frutas desecadas, por su elevado aporte de azúcares, se deben evitar si se tiene diabetes. Y si se comen habitualmente favorecen la aparición de caries dental. Se recomienda, por tanto, cepillarse los dientes inmediatamente después de consumir frutas desecadas. Otro inconveniente posible de las frutas desecadas industrialmente y tratadas con derivados sulfurados es que estos compuestos pueden causar reacciones alérgicas en personas sensibles.

Frutos secos: alimentos cardiosaludables

La dieta que incorpora frutos secos en general y nuevos en particular puede ejercer un efecto preventivo de las enfermedades cardiovasculares. Cacahuetes salados, pipas saladas y coco no son beneficiosos ante estas patologías. El consumo habitual y moderado de frutos secos reduce los niveles de colesterol LDL (colesterol malo), aumenta el colesterol HDL (beneficioso) y protege frente al desarrollo de arteriosclerosis. Con el fin de que su consumo no desequilibrio el aporte calórico, es conveniente un asesoramiento dietético, ya que este beneficio es superior si se incorporan los frutos secos a una dieta equilibrada como sustituto de alimentos ricos en grasas saturadas: mantequilla, lácteos enteros, embutidos y productos de pastelería.
Por su riqueza en proteínas de alto valor biológico, los frutos secos deben formar parte de la dieta vegetariana, ya que bien combinados con otros alimentos (lácteos, cereales o legumbres) constituyen una de las principales fuentes de este nutriente. No obstante, los frutos secos, y particularmente los cacahuetes, pueden producir alergias; y debido a su gran contenido en grasa, las personas con problemas en la vesícula biliar y el páncreas, o con dificultad para la absorción de grasa, no deben consumir con frecuencia los frutos secos más grasos, como las nueces (59% de grasa), las avellanas (54%), las almendras (53%) y los pistachos (52%). Los menos grasos, y únicos que bajan del 40% de lípidos, son las castañas (2%) y los dátiles (0,2%).